La Iglesia Católica expresó críticas este domingo hacia las voces que promueven la idea de una bonanza económica y la percepción de que el país está inmerso en un paraíso terrenal, sin tener en cuenta las voces silenciosas que claman por paz y reconciliación en nuestra sociedad.
El Obispo Auxiliar de Santa Cruz, monseñor Estanislao Dowlaszewicz, sugirió que, ante estos contrastes, la mejor opción es preparar el encuentro con Cristo, siguiendo el ejemplo del profeta Juan Bautista, quien, iluminado por Dios, compartió la luz de Jesús con el mundo no solo a través de palabras, sino también mediante su estilo de vida y presencia en la sociedad actual.
El obispo señaló que la voz de Juan Bautista, al anunciar la venida del Señor, parece no tener efecto en nosotros debido a que «estamos acostumbrados a escuchar otras voces, muchas de las cuales resuenan en plazas, calles, canales de televisión y prensa escrita».
«Por un lado, nos bombardean con voces que exaltan la bonanza económica y el paraíso terrenal en el que supuestamente vivimos, asegurando que no nos falta nada. También escuchamos voces que nos dividen, que siembran odio o aquellas que promueven el placer. Por otro lado, surgen las voces silenciosas que claman por paz, reconciliación y genuino apoyo y solidaridad en nuestra sociedad y en todo el mundo», afirmó durante su homilía dominical.
El obispo explicó que, cuando no sabemos a quién darle la razón, la voz de Juan Bautista se presenta como excepcional en este momento, asignando la tarea de preparar el camino del Señor y de corregir nuestro rumbo para dar testimonio de una vida coherente y un modo de vida perseverante.
Subrayó que la tarea de los católicos no debería consistir en obstaculizar la visibilidad de Dios, sino en encontrar la luz de Jesús. Enfatizó que, a través de los caminos del egoísmo, engaño y falsedad, o mediante las luces brillantes en los escaparates de los negocios y los obsequios repartidos por doquier, no encontraremos a Jesús.
«En esta Navidad, no debemos temer a Jesús, sino acogerlo en nuestro corazón, en nuestra familia, en nuestra sociedad y en la política. Nos preocupamos por cuestiones insignificantes, cuando el verdadero regalo es Jesús», concluyó en la parte final de su mensaje, exhortando a experimentar la alegría y a orar sin cesar en esta ocasión.