En un mundo donde las influencias negativas están a un clic de distancia, la responsabilidad recae en nosotros para guiar a nuestras hijas hacia un camino de relaciones saludables y enriquecedoras. Hoy en día es casi cotidiano escuchar y enterarnos de desenlaces fatales, en muchos casos, de jovencitas que no han detectado o no han querido darse cuenta de un manipulador, de una pareja extremadamente celosa, de alguien que las anula como seres humanos, de una pareja tóxica.
Es cierto que el primer espejo que tendrán para crear las bases de cómo serán sus relaciones a futuro, tanto de amistades como de pareja, es la familia, por lo que es fundamental que desde los primeros años entiendan lo que son las conductas tóxicas para huirles ante la primera alerta roja.
Es cierto que no todos venimos de hogares bien conformados y, sobre todo, ejemplares. De hecho, la generación actual de jóvenes, en su mayoría, se ha criado en hogares disfuncionales, en hogares donde hubo infidelidad, malos tratos y hoy solo viven con uno de los padres, aspecto que complica un poco el panorama, pero que no es imposible poder transformar si es que como padres responsables nos centramos en la construcción de buenos cimientos para nuestras hijas.
Uno de los principales aspectos será quizás el ayudarles desde muy niños a comprender y reconocer sus propias emociones, ya que con esto ayudaremos a crecer y fortalecer su inteligencia emocional. Poder reconocer sus propias emociones, tanto positivas como negativas, desde la infancia los entrenará para diferenciar entre un amor sano y un amor tóxico.
Otra de las partes importantes es enseñar el respeto, no imponiendo obediencia por la fuerza, sino mostrándoles, con ejemplos, por qué el comportamiento responsable es el mejor. Una buena manera de apoyarle en este proceso es poniéndote en su lugar para intentar ver las cosas desde su punto de vista y será más sencillo explicarles la manera en que deben actuar con los demás.
Cómo no enfocarnos en la autoestima, ya que es el pilar más robusto y fundamental para evitar relaciones tóxicas. Las niñas que se valoran a sí mismas son menos propensas a tolerar comportamientos abusivos. Es crucial que desde pequeñas se les enseñe a reconocer y celebrar sus logros, a aceptar sus imperfecciones y a comprender que su valor no depende de la aprobación externa. Las palabras de afirmación, el apoyo constante y la creación de un ambiente donde puedan expresar sus emociones libremente contribuyen a fortalecer su autoimagen.
Es vital que nuestras hijas aprendan a reconocer las señales de alerta de una relación tóxica. Algunas de estas señales incluyen:
Control y celos excesivos: una pareja que necesita saber dónde estás y con quién estás en todo momento, o que se pone celosa sin razón, puede estar demostrando un comportamiento controlador.
Manipulación emocional: si alguien intenta hacer que nuestra hija se sienta culpable por cosas insignificantes, o si constantemente cambia la narrativa para evitar la responsabilidad de sus acciones, es una señal de manipulación.
Aislamiento: una pareja que intenta aislar a nuestra hija de sus amigos y familia está mostrando un comportamiento alarmante. El aislamiento es una táctica común de control.
Desprecio y devaluación: cualquier forma de comunicación que implique menosprecio, burla o crítica constante es inaceptable. El respeto mutuo es fundamental en cualquier relación sana.
Todas estas pautas, podemos advertirlas, si estamos “PRESENTES” en la vida de nuestras hijas, por ello, crear un canal de comunicación abierto y honesto es crucial. Deben sentir SIEMPRE que pueden acudir a nosotros con cualquier problema y sin temor a ser juzgadas, no las dejemos solas en un camino que ahora más que nunca está lleno de peligros. Y para terminar recuérdale cada día que la amas y dale un beso… siempre le hará falta