Una vecina de San Ignacio de Velasco indico que donde el agua que sale del grifo es percibida como no apta para el consumo humano.
Además de que sale con una coloración café, algunos días incluso sale con barro. Por ello no la usan para cocinar ni para beber. A esto debe sumarse un olor particular que, puede llegar a ser nauseabundo.
Lo mismo sucede en la familia de Mariel Espinoza que, aunque son menos personas, también optaron por comprar agua en bidón para beberla o cocinar. Algunas veces reciben agua y la filtran de manera casera.
Las mujeres coinciden en que el agua que sale de los grifos en San Ignacio debe ser tratada para que sea apta para el consumo humano. Temen que traigan enfermedades, pues hay familias que no pueden comprar agua filtrada de bidón, y cuya única opción es usar la que les da la proveedora del líquido.
Espinoza reclamó a la cooperativa de agua la calidad de esta y le dijeron que irían a revisar su conexión; esa fue una situación que ocurrió varias veces. Nunca tuvo resultado. Lo máximo que supo, por boca de los funcionarios, fue que los filtros que tiene esa cooperativa no abastecen.
También observó que en determinadas zonas de San Ignacio el agua sale clara, y desde la cooperativa le respondieron que eso ocurría porque la fuente del agua era distinta; a esas zonas les llegaba desde pozos perforados en ese municipio, mientras que el agua que llega a su barrio, proviene de la represa.
La mujer insistió en sus reclamos, porque el problema ya lleva varios meses, y la solución que le dieron fue que fuera a recibir agua de uno de los grifos que tiene la cooperativa, y que ha denominado solidarios. Espinoza cuenta su respuesta: le sale más barato pedir el bidón a la empresa de agua purificada y que le llegue a su domicilio, que el transporte y el trajín hasta el punto de recolección de agua, que se encuentra en el lado opuesto de su casa.
Comprar un bidón de 20 litros cuesta Bs 10 y se usan al menos tres al día; en tanto que, la factura del servicio de agua, por un mes para una familia de tres personas asciende, en promedio, a Bs 40, según comenta Espinoza. El monto puede variar, de acuerdo con el consumo.Incluso para bañarse, el agua puede ser un problema, hay personas que han presentado reacciones alérgicas, según cuentan.
Si se trata de lavar ropa, primero deber observar qué tan sucia sale el agua, y si no es mucho, proceden a lavar la ropa de color oscuro, porque la ropa blanca se percude y se daña. Espinoza cuenta que ha optado por recibir agua de lluvia para lavar la ropa blanca y de colores claros. Lamenta que su lavadora se hubiera dañado y que mucha de las tenidas que quiso lavar, terminaron más sucias que solo con el uso.
“Parecía que uno se hubiera revolcado en el piso”, describió.Las mujeres indicaron que la situación comenzó hace algún tiempo, primero porque la represa se estaba secando, la escasez hizo que se racionara el líquido y que la calidad bajara. Sin embargo, cuando hubo lluvia, no hubo mejoras, observaron. Existen alrededor de 50 mil habitantes en la zona urbana de San Ignacio, que se han visto afectados por esta situación.
León espera que puedan declararse en emergencia y así recibir apoyo de la Gobernación o del Gobierno nacional, que se perforen pozos o que se consigan mejores formas de tratar el agua. Percibe que la planta de tratamiento no ha estado funcionando y que no hubo honestidad de la cooperativa para comunicarlo.