Como parte de las estrategias para disminuir los índices de violencia, la dirección de Género dependiente de la Gobernación cruceña, llevó adelante un taller vivencial dirigido a los funcionarios de la institución con el fin de crear espacios seguros libres de violencia y convertirlos en agentes de cambio para la prevención de este problema social.

“Nuestros índices de violencia se han disparado, ya no es una batalla sino una guerra la que tenemos que hacer para disminuir estos índices en nuestro departamento. Por ello queremos crear espacios seguros dentro de las instituciones, y por qué no empezar en casa. Hemos tomado la estrategia de formar primero al interior de la Gobernación a nuestros funcionarios para que sean portadores de toda la estrategia que estamos dando, para que cuando salgan puedan también ellos orientar al público general, porque hay desconocimiento de los lugares donde debe acudir una persona que está en una situación de violencia”, manifestó Lidia Mayser, directora de Género.

Este es el primer taller realizado en alianza con el Centro de Promoción y Salud Integral (CEPROSI), una ONG con más de 35 años de experiencia en masculinidad y que emplea una metodología participativa, vivencial y diferente en temas de autocuidado, control de emociones y otros.

Javier Lobatón, coordinador general de Ceprosi, señaló que solo esta semana se han tenido 60 casos de feminicidio y el número de infanticidios ha subido en todo el país, por lo que se busca cambiar estas cifras y pasar de los números a las acciones.

“Queremos transformar propuestas para la gente desde la interculturalidad, las políticas locales y tenemos que empezar por nosotros mismo, generando espacios de cambios a través de lo que hemos vivido y lo que vivimos en el diario vivir”, acotó Lobatón.

Del evento participaron varias autoridades departamentales, entre ellos el secretario de salud y Desarrollo Humano, Edil Toledo, quien destacó esta actividad por fomentar cambios positivos en los funcionarios, más cuando el trabajo se convierte en una segunda casa  y los problemas de violencia física o psicológica al interior de las familias afectan en la productividad del ambiente laboral.