Las tecnologías digitales y su uso se extienden de manera creciente entre niños y adolescentes, que comienzan a relacionarse con la red, navegar por internet e interactuar con distintos canales y plataformas digitales, desde edades cada vez más tempranas, en algunos casos desde los siete años de edad.
La línea que separa el mundo físico del virtual está desapareciendo. Las tecnologías no se pueden separar de la vida cotidiana, ya que forman parte intrínseca de nuestra existencia y son un medio más mediante el cual nos relacionamos, según la organización no gubernamental Save the Children (STC).
Pero en los últimos años han surgido nuevas formas de violencia en línea o formas de violencia ya existentes que ahora han saltado a un canal diferente, el digital, como el acoso y abuso sexual infantil en internet, también conocido como grooming online que, en la mayoría de los casos, sucede en las redes sociales.
Esta modalidad delictiva consiste en que un adulto se pone en contacto con un menor por medios electrónicos, con el fin de ganarse poco a poco su confianza para luego hacerle participar en una actividad sexual que puede ser, desde hablar de sexo, ver pornografía y conseguir material íntimo, hasta llegar a mantener un encuentro físico, según explican desde STC.
Durante este proceso, el acosador intenta aislar poco a poco al menor, desprendiéndolo de su red de apoyo social, es decir: familiares, profesores y amigos, generando un ambiente de secretismo e intimidad, añaden.
En el grooming online, el abusador envía material sexual al menor a través de un medio tecnológico. Suele hacerse pasar también por menor y adapta el lenguaje a la edad de la víctima, ejerciendo “una violencia igual de real que la física, pero de la que no se puede huir”, según STC.
Perfiles falsos al acecho
Desde la plataforma de seguridad digital para las familias Qustodio advierten que Internet está plagado de usuarios anónimos a los que no siempre resulta sencillo detectar en redes sociales y eso puede conllevar peligros y riesgos para los menores de edad, que pueden pasan varias horas al día navegando por las redes sociales.
Tanto Facebook como X (anteriormente denominada Twitter) calcularon que alrededor de un 5 por ciento de sus usuarios activos mensuales podrían ser cuentas potencialmente falsas, en un fenómeno de difícil control que también está extendido por otras plataformas como TikTok o Instagram, poniendo en riesgo la seguridad de los menores en Internet, de acuerdo a Qustodio.
Esta plataforma informa que, según la Fundación FAD Juventud, desde el estallido de la Covid-19 han aumentado un 63 por ciento los casos de “grooming”.
Otro informe de la ONG Plan Internacional indica que un 60 por ciento de las niñas y adolescentes ha sufrido ciberacoso en algún momento, señalan desde Qustodio.
Para detectar si una cuenta de una red social es falsa, desde esta compañía recomiendan verificar si la foto de perfil del usuario ha sido extraída de un banco de imágenes; considerar sospechosas a aquellas cuentas de reciente creación y que no tengan publicaciones, y no confiar plenamente en las aplicaciones de detección de perfiles falsos, ya que tienen un margen de error.
“Proporcionar al menor una buena educación digital y promover en el seno de la familia un equilibrio entre la vida ‘en línea’ y la vida real, son dos de las mejores precauciones que los padres pueden adoptar para evitar que sus hijos sufran un ciberacoso”, según Eduardo Cruz, director ejecutivo de Qustodio.
Detectar y prevenir
el grooming
“En los últimos años han aumentado los casos de abusos que empiezan a través de las redes sociales”, explica Irene Montiel, profesora de Criminología y del máster universitario de Ciberdelincuencia de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), experta en el estudio de la captación de menores a través de internet.
“Los datos indican que prácticamente uno de cada cinco menores ha recibido solicitudes sexuales a través de internet, tanto de personas adultas como de otros menores. Además, dos de cada tres menores que practican ‘sexteo’ (intercambio de imágenes íntimas) lo hace bajo presión o coacción”, según la profesora de la UOC.
Montiel destaca otro estudio, de Unicef, según el cual “sólo el 36 por ciento de los jóvenes puede distinguir, con exactitud, a personas que mienten sobre su identidad en las redes sociales, (lo que implica que la mayoría no puede hacerlo), por lo que resulta clave que los jóvenes sepan identificar estas situaciones para evitar las relaciones abusivas”, según explica.
Esta especialista considera que, para disminuir el riesgo de que sus hijos sean víctimas (o agresores) de abusos en línea, los padres deben educarles en el respeto, la convivencia y la igualdad.
También recomienda “enseñarles (a los menores) en qué consisten la violencia y una relación abusiva, para que puedan identificarlas, así como darles un buen ejemplo, en cuanto al uso de las tecnologías y a las relaciones saludables”.
Vanesa Rodríguez, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, afirma que “como madres y padres, debemos acompañar a nuestros hijos en los espacios virtuales, situar la conversación en un lugar central de la dinámica familiar e interesarnos por sus relaciones y también hacerlos partícipes de las nuestras”.
“No se trata de inculcarles el miedo ni de que siempre estén alerta, sino de que aprendan a detectar situaciones que se salen de los límites de una relación saludable tanto en el ámbito digital como en el mundo real”, según recalca.
Para prevenir el grooming online, los padres deben explicar a sus hijos que “si alguien intenta que hagan cosas que no están bien vistas, como pedirles fotos de su cuerpo desnudo o que cuenten sus secretos personales, se lo digan de inmediato (a sus padres), porque esa persona con la que se comunican en una red social, posiblemente quiera chantajearles después”, explica la psicóloga Margarita García Marqués, especializada en abusos.
“También es importante aconsejar a los hijos que no admitan como amigo virtual a nadie que no conozcan personalmente, ni que se encuentren en persona, en solitario y sin el conocimiento de sus padres, con un desconocido con el que hayan entablado relación en el ámbito digital”, concluye Marqués, directora del Centro Hara.