¿Tienes inflamación abdominal crónica, gases, eructos, estreñimiento, fatiga o malestar general y te has acostumbrado a vivir con ello, lo has normalizando o piensas que son problemas intestinales temporales? Pues te equivocas, éstos son síntomas de disbiosis intestinal, que si no se curan pueden desencadenar problemas graves de salud.
La disbiosis intestinal es una alteración de la microbiota, muy común actualmente en toda la población. Además, tiene mucha relación con las enfermedades autoinmunes, la inflamación, las alergias, la obesidad y ciertos tipos de cáncer, entre otros desequilibrios.
Para la nutrióloga funcional Tahis Ayala Ortuño, muchos bolivianos se han acostumbrado a vivir con inflamación intestinal crónica, normalizando los síntomas y piensan que sus problemas intestinales son temporales, cuando en realidad son síntomas de condiciones crónicas que requieren atención urgente.
La especialista señala que la disbiosis intestinal está asociada a diversos factores, pero en la población boliviana y cochabambina generalmente se debe a factores como una dieta alta en carbohidratos refinados y azúcares. “Las dietas tradicionales y modernas en Bolivia suelen incluir alimentos altos en estos componentes, lo cual promueve el crecimiento de bacterias perjudiciales. Además, el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados, que son cada vez más accesibles y consumidos, especialmente por los niños, esto puede afectar negativamente la salud intestinal”, explica.
Otro factor relevante que causa la disbiosis intestinal es el uso excesivo e inapropiado de los antibióticos y la automedicación, lo que puede alterar significativamente la microbiota intestinal. Pero el estilo de vida también juega un papel importante porque el estrés y el sedentarismo favorecen a la disbiosis intestinal, detalla Ayala.
SIBO
Un tipo de disbiosis intestinal es el SIBO (Small Intestine Bacterial Overgrowth), que es un sobrecrecimiento de bacterias en el intestino delgado, que puede causar una gran variedad de problemas.
En el SIBO hay migración bacteriana del intestino grueso al delgado, esto puede ser causado por: mala alimentación, bajo nivel de acidez estomacal o una movilidad intestinal por debajo de la media, mala eliminación de sustancias tóxicas del hígado, estrés, consumo de algunos medicamentos y otros factores.
El síntoma principal es la distensión abdominal, que puede venir acompañada de estreñimiento, descomposición, pérdida de peso, gases, dolor abdominal, fatiga crónica, diarrea y otros. Esta situación no se produce de un día para otro, sino que poco a poco las bacterias patógenas han ido colonizando el intestino delgado, a veces sin darnos cuenta.
Tratamiento
El médico Rafael Uribarrena señala que los síntomas del SIBO son similares al de otras patologías, como el síndrome del intestino irritable o la enfermedad de Crohn. “No es una enfermedad fácil de diagnosticar y hay muchos más casos de los que realmente detectamos”, dijo.
Existen varias técnicas para diagnosticar esta dolencia. La más sencilla y habitual es el test del aliento (que no existe en Bolivia), una prueba que determina las cantidades correctas de gas (hidrógeno y metano) en el intestino delgado o si existe presencia de la bacteria helicobacter. “Hay que tener en cuenta que no es perfecta, y existen falsos positivos y falsos negativos, pero, aunque la fiabilidad no es perfecta, sirve para hacernos una idea”, explicó Uribarrena.
Tras el diagnóstico, los pacientes son tratados con antibióticos, dieta y complementos probióticos específicos. El galeno destaca que el tratamiento es individualizado y hay síntomas que pueden volver.
Ayala coincide y detalla que el diagnóstico de disbiosis intestinal, SIBO e intestino permeable puede ser complejo, porque no se realiza a menudo en todos los laboratorios del país. “Es necesario acudir a laboratorios certificados, con profesionales especializados y capacitados”, recomienda.
Uno de los problemas en Bolivia para detectar la enfermedad es que no existe conocimiento sobre estas patologías. “Existe también una falta de educación y conciencia sobre estas condiciones, tanto en la población general como en algunos profesionales de salud. Además, hay un acceso limitado a especialistas como gastroenterólogos y nutriólogos especializados en trastornos gastrointestinales”, explica la nutricionista.
Para curar la disbiosis intestinal se requiere un enfoque multidisciplinario, incluyendo cambios en la dieta, manejo del estrés, lo cual puede ser difícil de coordinar con el paciente. “El proceso de curar el SIBO es un proceso complejo porque requiere mucho compromiso del paciente para su recuperación. Es importante que el paciente entienda que el intestino llegó a ese estado por la acumulación de sus hábitos y no se recupera de la noche a la mañana”, señala Ayala.
El tratamiento para curar estas patologías es individualizado en cada paciente. “La microbiota intestinal es única para cada persona, similar a una huella digital. La alimentación y la suplementación adecuadas son fundamentales y deben ser personalizadas”, dijo la dietista.
Ayala indica que una dieta baja en carbohidratos fermentables ayuda a reducir los síntomas del SIBO porque limita los alimentos que fermentan en el intestino y alimentan a las bacterias dañinas. El uso de probióticos también debe ser específico para restaurar la microbiota saludable, por lo que, no se debe tomar cualquier suplemento sin la debida orientación.
También es importante la suplementación nutricional con glutamina y zinc para apoyar la reparación de la mucosa intestinal, y enzimas digestivas que mejoran la digestión, estos deben ser indicados por un profesional de salud especialista. Todo esto debe estar bajo el manejo y la orden nutricional adecuada.
“El manejo del estrés es otra parte importante del tratamiento. Técnicas de manejo de estrés, como terapias cognitivo-conductuales, pueden ser útiles. Además, la hidratación adecuada y el ejercicio regular son esenciales, ya que promueven la motilidad intestinal y mejoran la liberación de endorfinas, ayudando a reducir el estrés”, recomienda Ayala.
Complicaciones
El médico Sebastián La Rosa, señala que curar el SIBO es importante porque el exceso de bacterias daña el recubrimiento del intestino delgado y crea permeabilidad intestinal, lo que causa que ingresen bacterias o proteínas de gran tamaño al torrente sanguíneo. “Esto puede causar una respuesta del sistema inmune y con el tiempo causan más inflamación, alergias, intolerancias a alimentos y está relacionada con enfermedades autoinmunes”, explicó en el canal de YouTube.
Agregó que a un intestino permeable se le dificulta la absorción de grasas, por el efecto de las bacterias, lo que lleva a deficiencias de vitaminas D, A y otros nutrientes liposolubles, que requieren buena digestión de grasas para ser absorbidos.
La Rosa afirma que el principal problema intestinal actual en el mundo es el SIBO y qué tomar probióticos no es recomendable.
“Necesitamos más diversidad de bacterias sólo en el colón, pero no en el intestino delgado. Cuando las bacterias crecen demasiado en el intestino delgado estas generan gas metano y tomar probióticos lo empeora”, explica.
El médico funcional Juan David Ariztizabal señala que hay varios tipos de SIBO y está relacionado con múltiples problemas intestinales. “Muchas veces se hacen exámenes y todo sale normal, pero el paciente se siente inflamado”, dijo.
¿Por qué reparar el intestino?
Tener una buena salud intestinal es vital para la salud general y preventiva. No sólo afecta a quienes tienen enfermedades crónicas, inflamatorias o autoinmunes, sino también a niños con condiciones como el autismo. Mantener una microbiota saludable puede mejorar significativamente la calidad de vida.
Los beneficios de una buena salud intestinal incluyen una digestión eficiente y la absorción de nutrientes esenciales, un sistema inmunológico fuerte, reducción de la inflamación, y mejoras en la salud mental debido a la conexión entre el intestino y el cerebro. Una microbiota equilibrada puede mejorar el estado de ánimo y la función cognitiva. Además, un intestino saludable puede regular el metabolismo y ayudar en el control de peso, explica Ayala.