Es momento de reflexionar sobre el pasado, presente y futuro de la oposición democrática boliviana, porque el tiempo inmediato que viene nos tocará emprender una gran cruzada para reconstruir las ruinas de la economía, la política y la sociedad que nos dejará el desmoronamiento del modelo masista.
Este es el preámbulo de la carta del gobernador Luis Fernando Camacho, leída este lunes por el asesor de Gestión Efraín Suárez, en contestación al gobierno nacional con respecto a la unidad de la oposición.
Al respecto, Camacho aclara que es una mentira histórica la repetida frase acuñada, «no hay oposición». Fundamenta que el proyecto masista de 2005 pretendía instaurar un régimen socialista, pero no pudo, dado que oposición de ese entonces se resistió y a la idea de hegemonía dictatorial y de Estado Plurinacional.
Ante esta amenaza, le opuso otro proyecto venido desde las regiones, el autonomismo. Y fue así que la Constitución radical socialista del MAS, con reelección indefinida y con confiscación de la propiedad privada (como la reversión de tierras en el oriente) no pudo imponerse.
Camacho hizo recuento que la oposición le puso un límite al radicalismo socialista del MAS en 2009. Si bien es cierto que el masismo ganó tres elecciones generales seguidas, también es verdad que ya en 2016, la oposición democrática logró un triunfo electoral histórico el 21 de febrero (21F).
La primera autoridad del departamento hace referencia a que con victoria empieza la debacle del modelo totalitario masista. Tres años (2019) después viene el fraude, Bolivia se moviliza y el resultado de esa resistencia nacional provoca que el entonces presidente Evo Morales deje el poder.
“No repitamos nunca más ese eslogan ideado por el masismo, «no hay oposición». Si no habría oposición, el radicalismo masista hubiera convertido a Bolivia en un país socialista, envuelto en la miseria económica como Cuba o Venezuela”, refutó Camacho.
Fortalezas de la oposición
Camacho da a conocer que la oposición representa un conjunto de valores que son los que regenerarán la política y llevarán a Bolivia nuevamente a la senda de la libertad, el crecimiento y el desarrollo. Cita a esos valores como el respeto a la democracia, al estado de derecho, la separación de poderes, al pluralismo económico, la iniciativa privada como creadora de riqueza y las libertades ciudadanas.
En contrapartida, argumenta que Bolivia, con este gobierno del MAS perdió sus valores y su moral, se hundió en la corrupción y en la convivencia con el narcotráfico, y en esta desesperación pretende resistir, recurriendo a métodos dictatoriales, con persecuciones y apresamiento a los opositores.