“Ya hicimos lo más difícil”, sostiene Luis Arce sobre los cambios encarados durante los primeros tres años de su Gobierno y en el inicio del cuarto año de su mandato que ahora lo encuentra en una crisis interna de su partido, el Movimiento al Socialismo, dividido en dos facciones en las que el ‘evismo’ se ha convertido en su principal detractor.
“No tenemos duda de que el respaldo del pueblo boliviano es amplio, porque nuestro pueblo es sabio y reconoce un Gobierno legítimo, que buscará siempre el bienestar nacional, por encima de cualquier interés personal o de grupo”, señaló Arce a través de sus redes sociales a poco de brindar su discurso en el que dará un informe de su gestión que, se anticipa, será de carácter económico y social.
La bandera de la industrialización ha sido colocada por el Ejecutivo y así lo remarca el mandatario que pondera que “lo que parecía imposible es una realidad” y que los cimientos de una “Bolivia industrializada con una economía de base ancha están puestos”.
“Seguiremos firmes en este camino que iniciamos en unidad con el pueblo boliviano, porque ¡somos el Gobierno de la industrialización!”, resaltó el mandatario.
Se vienen dos años complicados
Para el analista Carlos Valverde, el presidente Arce “no es adepto al diálogo, al acuerdo” y es por ello que “le va a ir mal” no solo en política, sino también en economía en donde considera que debe aplicar medidas que logren revertir la situación de crisis que se tiene con una falta de dólares y negocios, como el biodiésel y el litio, que no tendrían la dimensión que el Gobierno ha pregonado al pueblo boliviano.
A esto se suma que “Arce está en problemas muy serios, muy graves, porque nunca supo manejar políticamente nada” pues no ha sido “capaz de lograr gobernabilidad”.