Los incendios forestales en Bolivia persisten por más de tres meses pese a las lluvias del fin de semana, al intenso trabajo de los bomberos y voluntarios y a las tareas aéreas de sofocación.
El ministro de Defensa, Edmundo Novillo, adelantó que esta semana llegará desde Canadá un avión cisterna contratado con capacidad de carga de 11.300 litros para coadyuvar a sofocar los incendios forestales en el país.
Novillo advirtió que la situación aún no está resuelta y se deben reforzar las tareas contra los incendios también por tierra porque, de acuerdo con su análisis, el problema se prolongará hasta los primeros días de octubre.
Añadió que esperan unas 200 cajas guardián adicionales: este sistema permite sofocar los incendios desde el aire.
Novillo también mencionó el patrullaje en la Chiquitanía para prevenir más incendios y la instalación de hospitales móviles gracias a la cooperación china.
Explicó que, con el trabajo de los bomberos forestales y las recientes lluvias en el oriente boliviano, los incendios forestales están controlados en 90 por ciento en Beni y 70 por ciento en Santa Cruz. “Con el trabajo que hemos hecho y las lluvias también han logrado sofocar el fuego, pero aquí no termina el problema, porque estas lluvias son pasajeras”, advirtió.
Nuevamente vendría una larga temporada de ausencia de lluvias.
Incendios activos
Dionisio Castro, coordinador de Gestión de Riesgos de Santa Cruz —el departamento más golpeado por los incendios—, informó de 38 incendios activos en 12 municipios, siendo los más afectados Concepción, Urubichá y San José de Chiquitos.
Son 11 los incendios más complejos, uno de ellos es en el Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) del municipio de San Matías, la segunda reserva más grande de Bolivia.
En lo que va del año, los incendios han devastado más de 4 millones las afectadas. Tan sólo en Santa Cruz se han consumido 3,4 millones de hectáreas, según la Gobernación, afectando especialmente a las áreas protegidas que resguardan la mayoría de la biodiversidad de Bolivia.
Los incendios también provocaron que varias de las ciudades más importantes del país, como Santa Cruz, La Paz, Cochabamba, Trinidad y la norteña Cobija, presenten una densa capa de humo con reportes de calidad de aire “muy mala”, afectaciones a la fauna y comunidades desplazadas por el desastre.
