El número de muertos en las protestas convocadas el pasado 30 de agosto por una secta religiosa del este de la República Democrática del Congo (RDC) contra la misión de la ONU en el país (Monusco), subió de 43 a 51, confirmaron las autoridades.
“Hemos contado 51 muertos”, declaró a medios locales a última hora de ayer el ministro del Interior, de la Seguridad y de Asuntos Consuetudinarios, Peter Kazadi, al asegurar que la cifra podría subir por el gran número de heridos graves.
”También hay personas hospitalizadas, cuya situación podría empeorar en cualquier momento, por lo que el Gobierno ha decidido vigilar el cuidado de todos estos heridos”, añadió el dirigente, un día después de que seis militares fueran acusados por las muertes de los manifestantes.
El coronel Kalamba Mikombe Mike, el teniente coronel Des Bawili Mbolitini Donatien y los soldados rasos Kabamba Kauila Idriss, Mwati Musembua, Mbaya Mbaya Fabrice y Amita Bangala Daniel comparecieron este martes ante un tribunal militar en el comienzo del juicio en Goma, capital de la provincia nororiental de Kivu del Norte.
Según la Fiscalía, los seis militares están procesados en relación con la represión de las protestas, que causaron también 56 heridos, por “crímenes de lesa humanidad mediante asesinato, destrucción maliciosa e incitación a los soldados a cometer actos contrarios al deber o la disciplina”.
El Ministerio Público consideró que “conspiraron para cometer su delito, pero además sus acciones fueron realizadas por iniciativa propia. No se trató de una acción estatal, actuaron de manera aislada y no como parte de sus misiones soberanas”.
Por su lado, el Ministerio de Comunicación de la RDC afirmó el pasado 31 de agosto en un comunicado que “los manifestantes alteraron el orden público y mataron por lapidación a un agente de la Policía, lo que provocó la intervención de las fuerzas de seguridad para restablecer la tranquilidad y serenidad” en Goma, donde ocurrieron las protestas.
Según el Ministerio, las autoridades abrieron una investigación militar para que los “culpables puedan responder de sus actos ante los tribunales”. Las fuerzas de seguridad también detuvieron a 158 personas, incluido el líder de la secta que organizó las protestas, Ephraïm Bisimwa.
Los manifestantes pertenecían a la secta “Fe Natural Judaica Mesiánica para las Naciones” (FNJMN), cuyos miembros se hacen llamar “wazalendo” (“patriotas”, en suajili), como se conoce a las milicias armadas que colaboran con el Ejército congoleño para luchar contra otros grupos rebeldes en el este del país.
Esta no es la primera vez que la población congoleña sale a la calle para protestar contra la Monusco, presente en la RDC desde hace más de dos décadas y a la que a menudo se le acusa de no hacer lo suficiente para proteger a los civiles frente al más de un centenar de grupos armados que operan en la zona.
Las protestas de junio de 2022 desembocaron en el asalto y saqueo de las instalaciones de la ONU en varias localidades, causando al menos 33 muertos, incluidos civiles y cuatro cascos azules, según cifras oficiales.
Después de esos hechos, el presidente congoleño, Félix Tshisekedi, habló en agosto de 2022 con el secretario general de la ONU, António Guterres, para abordar la crisis, tras confirmar que “un plan de retirada progresiva” de la misión está en marcha de cara a 2024. El este de la RDC lleva más de dos décadas sumido en un conflicto alimentado por las milicias rebeldes y los ataques de los soldados del Ejército, pese a la presencia de la Monusco con alrededor de 16.000 efectivos desplegados.