Irán vive una situación de calma tensa ante la posibilidad de un inminente ataque contra Israel por el asesinato del líder político del movimiento islamista palestino Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán, después de reiterar este lunes que «es necesario castigar» a ese país.
La vida trascurre con normalidad en la capital iraní, Teherán, pero con una notable preocupación por lo que le puede deparar al país una respuesta militar al asesinato de Haniyeh.
«En todos lados se habla de esto con preocupación, por las posibles consecuencias de una ofensiva contra Israel», comenta a EFE Babak, un joven de 26 años, que trabaja en una cafetería en el norte de Teherán.
Simin, una maestra de inglés de 31 años, cree que «a Irán no le queda otra que tomar represalias contra Israel», aunque afirma que «sería jugar en el campo del primer ministro israelí», Benjamin Netanyahu.
«Netanyahu busca una escalada de la guerra a nivel regional», agrega la joven, quien asegura seguir todos los medios internacionales para estar al tanto de los últimos acontecimientos.
«Si el ataque iraní causa bajas o gran destrucción en Israel, puede involucrar a otros actores como Estados Unidos en la guerra, lo cual sería desastroso para nuestro país», indica.
Mientras un taxista relata que todos sus clientes le hablan de una guerra y consideran que es inevitable a estas alturas
Aún especulando el enfrentamiento bélico, los iraníes siguen cumpliendo con sus labores habituales y los negocios y las empresas continúan funcionando con normalidad.
Venganza jurada
Tras el asesinato de Haniyeh el pasado 31 de julio, en un ataque contra su residencia en Teherán y con un proyectil de corto alcance, las autoridades iraníes han asegurado que la venganza es «inevitable», sin importar las consecuencias.
Esas amenazas han ido tomando un tono más agresivo, hasta el punto en que este lunes la Guardia Revolucionaria iraní advirtió de que, con actos como el asesinato de Haniyeh, Israel «está cavando su tumba».
«Son las tumbas que ellos mismos cavan y gradualmente se enterrarán en estas tumbas», afirmó el comandante en jefe de la Guardia, el general de división Hosein Salami.
El alto cargo militar de Irán afirmó que con crímenes como el asesinato del líder de Hamas, Israel «no podrá prolongar su supervivencia».
El portavoz del Ministerio de Exteriores de Irán, Naser Kananí, dijo que es el «derecho inalienable» de su país responder al asesinato de Haniyeh, que estaba de visita oficial en la capital iraní.
Dando por hecho el ataque de Irán, afirmó que Teherán «no es el responsable de la escalada».
«Irán actúa dentro del marco de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional y toma medidas serias para proteger su seguridad nacional con el objetivo de castigar al agresor, crear disuasión y defender su seguridad», declaró.
Kanaí sostuvo que Israel no es solo una amenaza para Palestina, sino para toda la región.
Estas posturas de Irán muestran la derrota de los intentos diplomáticos de los últimos días para convencer a Irán a que no actúe contra Israel.
Uno de estos intentos se llevó a cabo este domingo, cuando el viceprimer ministro y ministro de Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, viajó a Teherán para reunirse con el presidente del país, Masud Pezeshkian.
Un esfuerzo en vano, ya que Pezeshkian le confirmó que el asesinato de Haniyeh «no quedará sin respuesta».
Ante un eventual ataque de Teherán, Israel ha asegurado estar preparado para defenderse, mientras muchos países regionales y occidentales han pedido a sus ciudadanos que abandonen el Líbano por temor a una escalada de la guerra.
La República Islámica de Irán, que es enemigo acérrimo de Israel, capitanea el llamado ‘Eje de la Resistencia’, una alianza informal antiisraelí, conformada además de Hamas, por el Hizbulá del Líbano y los hutíes de Yemen, entre otros.
Se especula con que la ofensiva iraní podría realizarse en conjunto con estos movimientos y contra varios frentes.
Irán ya lanzó un ataque directo e inédito contra el territorio israelí a mediados de abril pasado en represalia por el bombardeo contra el consulado iraní en Damasco, el día 1 de ese mes, que causó la muerte de siete miembros de la Guardia Revolucionaria iraní, entre ellos dos generales.