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Avalancha en Papúa: la lenta recuperación de cuerpos «a mano» en una zona casi inaccesible

Más de cinco días después de que un alud enterrara un poblado de Papúa Nueva Guinea, la búsqueda de desaparecidos es una odisea: mientras voluntarios y vecinos sacan lentamente con sus manos los cuerpos de un terreno inestable y profundo, varios obstáculos dificultan la llegada de ayuda.

«La recuperación de cadáveres es muy difícil. La mayoría del trabajo se está haciendo a mano», dijo este miércoles a EFE Mate Bagossy, consejero humanitario de la ONU en Papúa Nueva Guinea.

A día de hoy, solo hay confirmación de que se han recuperado nueve cuerpos de la zona impactada, que según fuentes sobre el terreno consultadas por EFE ocuparía el equivalente a tres o cuatro campos de fútbol.

Sigue siendo una incógnita cuánta gente quedó enterrada cuando parte de una montaña se derrumbó por causas aún desconocidas -si bien el primer ministro, James Marape, lo atribuyó hoy sin gran convencimiento a «lluvias torrenciales»- sobre un poblado de la provincia norteña de Enga, junto a la mina de oro Porgera.

El Centro Nacional de Desastres del depauperado país informó a la ONU en una carta el lunes de que más de 2.000 personas habían quedado «enterradas vivas» por el alud. Pero agencias de Naciones Unidas, muchas con equipos sobre el terreno, urgen a la prudencia a la hora de dar la cifra como definitiva.

Cautela sobre las cifras

«En relación con el número total de víctimas, prefiero ser muy cauto, aunque sin duda es muy elevado. El deslizamiento ha ocurrido en un lugar bastante poblado, pero tenemos que ser cuidadosos porque estamos en un contexto y ante un país donde las estadísticas exactas o aproximadas son difíciles de obtener», matizó Bagossy.

Sobre lo que no hay duda entre los equipos de ayuda es que la avalancha fue masiva, dejando una capa de rocas y lodo de entre seis y ocho metros de profundidad, que aún se desliza por la humedad, sobre la remota población de Yambali hacia las 3.00 de la madrugada del viernes (17.00GMT del jueves).

«Los vecinos se fueron a dormir sin saber que sería su último aliento», lamentó hoy el primer ministro.

Según datos de la Federación Internacional de la Cruz Roja (IFCR) compartidos con EFE, el alud cayó sobre más de 150 viviendas (cifra en la que coincide la ONU), una escuela de primaria, pequeños negocios, una casa de huéspedes y una gasolinera, bloqueando la autovía hacia la mina de oro de Porgera, que continúa operativa.

«Los habitantes todavía están buscando y rescatando a sus seres queridos (…) La situación es devastadora, pero no podemos llegar allí todavía por motivos de seguridad y el bloqueo de carreteras», afirma a EFE Maki Igarashi, jefa de la delegación de IFCR en Papúa.

Carretera cortada

Y es que, además de en la recuperación de cadáveres, los equipos de rescate, liderados por el Ejército papú, tratan de atender las necesidades más perentorias de la población afectada, alrededor de 7.800 personas, incluyendo los enterrados y potenciales evacuados, y de los que el 40% son menores de 16 años, según UNICEF.

Este miércoles es cuando empezó a llegar la mayor parte de la ayuda humanitaria al área afectada, un trayecto que se ha visto aún más dificultado porque el puente que conectaba la principal autovía con la provincia de Enga ha colapsado.

Desde Wabag, capital de Enga, Bagossy cuenta que a través de la autovía bloqueada el trayecto tomaría unas dos horas desde esta localidad y que ahora se hace «difícil» y más largo por vías alternativas.

A estos problemas se suman los conflictos tribales en el área, que obligan a los trabajadores humanitarios a desplazarse con escoltas militares.

Asimismo, debido en parte al colapso del puente, el Ejército papú todavía no ha podido transportar la maquinaria pesada a la zona de la catástrofe, lo que se espera que pueda hacer mañana, según un comunicado de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El responsable del gobierno en Yambali, Christopher Kalvali, aseguró a este organismo que mañana llegarán entre «5 y 10 aparatos de maquinaria pesada», y que las autoridades ya han empezado a negociar con los familiares de las víctimas, con la mayoría de cuerpos aún sin recuperar, para que las excavadoras comiencen a operar y despejen la parte sepultada junto a la autovía.

«Podrían empezar mañana si se llega a un acuerdo.. Cuanto antes, mejor, por el bien de todos, también por las preocupaciones sanitarias», indican a EFE desde la OIM.

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