Antes de convertirse en una de las artistas más consolidadas del siglo XXI, Pink, cuyo nombre real es Alecia Beth Moore, atravesó una dura batalla personal que casi le cuesta la vida.

Su ascenso a la fama comenzó con su primer álbum en solitario, «Can’t Take Me Home», que rápidamente alcanzó el estatus de doble platino en Estados Unidos. Sin embargo, pocos conocen la oscura y desafiante etapa de su vida antes de llegar a la cima.

La cantante, en una reveladora entrevista con la periodista Cecilia Vega, en «60 minutos», compartió detalles sobre una adolescencia marcada por el divorcio de sus padres, cuando ella tenía 10 años. Esta situación tumultuosa la llevó a buscar refugio en los oscuros rincones de la vida nocturna, donde comenzó a experimentar con el alcohol y diversas sustancias.

La vida de Pink tomó un giro peligroso a los 16 años, cuando, en el Día de Acción de Gracias, consumió un cóctel de drogas que la dejó al borde de la muerte. En ese momento crítico, un DJ de la discoteca donde ocurrió todo le ofreció una mano amiga y una oportunidad de cambio. Le instó a regresar al día siguiente, pero con una condición tajante: no volver a tocar las drogas jamás.

Este episodio, que Pink recuerda con profunda tristeza, fue un punto de inflexión. El DJ le recordó su pasión por la música y le dio el impulso necesario para iniciar un cambio radical en su estilo de vida. 

En sus propias palabras, la experiencia fue una lección de vida: «Me di cuenta de que el machete que siempre he cargado es lo que me hace realmente buena en lo que hago hoy. Esto es lo que me hace una superviviente».