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YPFB apuesta por tres estrategias para reducir la subvención de combustibles

La estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) apuesta por tres estrategias para reducir la subvención del precio de los combustibles, que hasta el año pasado le costó al país más de 1.500 millones de dólares, informó su presidente, Armin Dorgathen.

La primera estrategia tiene que ver con un programa agresivo de producción nacional de petróleo crudo, lo cual está permitiendo incrementar, principalmente, la elaboración de diésel en las refinerías Gualberto Villarroel en Cochabamba y Guillermo Elder Bell en Santa Cruz, puntualizó.

Explicó que el crudo tiene más rendimiento de gasolina y diésel, mientras que el petróleo condensado permite una mayor producción de gas licuado.

En ese marco, YPFB proyectó la importación de 1,6 millones de barriles de crudo a través de ocho buques que llegarán a la terminal portuaria de Arica, Chile, desde donde internará al país para su refinación.

La segunda estrategia o pilar, mencionó, es el mejoramiento de la logística con la que cuenta la empresa, cuyo trabajo está enfocado en la reversión de ductos y optimizar el uso de los puertos, a través de los cuales Bolivia importa hidrocarburos, es el caso de la terminal portuaria de Arica, Chile.

Por último, la tercera estrategia, indicó Dorgathen, está relacionada con las dos plantas de biodiésel: una que ya entró en funcionamiento la pasada semana en Santa Cruz y la segunda que está en fase de construcción en la ciudad de El Alto. A ellas se suma la planta de HVO (aceite vegetal hidrotratado).

Las dos primeras plantas producirán 1.500 barriles de biodiésel por día, aunque se desconoce el costo de producción. Es decir, si éste será menor al precio del diésel subvencionado: 3,74 bolivianos por litro.

Distintos investigadores cuestionaron que el Gobierno de Luis Arce no haya difundido los estudios de factibilidad económica y de provisión de materias primas. Aunque consideraron que difícilmente se logrará un costo de comercialización del biodiésel menor al precio subvencionado del combustible fósil.

Por ejemplo, datos recopilados por la Fundación Solón dan cuenta de que hasta 2030 el precio del biodiésel en el ámbito internacional esté entre los 6,28 y 6,93 bolivianos el litro, casi el doble de lo que cuesta actualmente el litro de diésel en el país.

“Lamentablemente, el estudio de factibilidad de la planta, para variar, no ha sido hecho público, tampoco lo hicieron con las plantas separadoras de líquidos ni con la planta de urea y amoniaco”, indicó el investigador especializado en hidrocarburos de la Fundación Jubileo, Raúl Velásquez. 

Proyecciones del precio

La Fundación Solón señaló que “no se cuenta con información sobre los precios que tendrán el biodiésel y HVO en Bolivia”, aunque calculó que el primero estaría hasta en 6,93 bolivianos por litro, y el segundo hasta en 11,8 bolivianos, montos muy por encima de 3,74 bolivianos. 

“¿A qué precio se producirá el biodiésel y el HVO?, ¿recibirá algún subsidio?, ¿contribuirá realmente a la disminución del volumen importado de diésel y las subvenciones?, ¿qué pasará si bajan los precios del petróleo y es más barato importar diésel?”, cuestionó la Fundación Solón.

Para Velásquez, “lamentablemente, dependemos de la buena voluntad de las autoridades de turno” para conocer datos que deberían ser públicos. El investigador no precisó la cantidad de la producción de biocombustibles e indicó que será “muy difícil” tener réditos si se los comercializa a precios por debajo de los 3,74 bolivianos. 

De acuerdo con datos del Departamento de Energía de Estados Unidos, el litro del biodiésel estaría actualmente en alrededor de 1 dólar (7,96 bolivianos al tipo de cambio oficial).

Asimismo, la Agencia Internacional de Energía Renovable calculaba (en 2012) que, para 2020, el costo del litro de biodiésel oscilaría entre los 4,2 y 7 bolivianos.

El analista en hidrocarburos Álvaro Ríos manifestó que habrá que conocer el precio al cual YPFB le comprará el aceite de soya (única materia prima disponible al momento) a los productores cruceños. “Si deben vender a un precio menor que en el mercado internacional, entonces no es un negocio. Si el aceite que vendan es de un precio igual o superior al de mercado de exportación, entonces vale la pena”.

Sobre el tema, la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) espera que la compra del aceite vegetal de soya que necesita YPFB sea realizada en condiciones de mercado a fin de no distorsionar el precio del grano de soya.

Los productores de oleaginosas de Santa Cruz, dijeron, están en condiciones para abastecer de materia prima para la producción de esta primera planta de biodiésel, que necesitaría 70.000 toneladas de aceite vegetal al año. Anapo informó que hubo reuniones con autoridades de Gobierno en las que el sector solicitó acceder a “biotecnología” para aumentar la producción de soya y otros granos. 

“Con biotecnología en soya podemos aumentar nuestra producción en un 30%, que eso significan 900 mil toneladas adicionales de grano de soya y que representan unas 180.000 toneladas de aceite vegetal que pueden ser suficientes para abastecer como materia prima para las dos plantas de biodiésel”, afirmó la entidad. 

¿Impacto ambiental?

Otro asunto que preocupa a los investigadores en energía es el impacto ambiental que generará la producción de biodiésel. El Gobierno apunta a cultivar palma africana en la región amazónica, lo cual ya ha sido rechazado por comunidades que criticaron la falta de información sobre el daño ambiental que se generaría. 

La Fundación Solón indicó que la misma Ley de la Madre Tierra prohíbe los “agrocombustibles”, por lo que “el Gobierno demuestra una contradicción flagrante con su política” ambiental y energética.

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