La inversión extranjera directa (IED) cayó en 12 millones de dólares en 2022 y el ingreso de recursos externos fue de 971 dólares, de acuerdo con el informe sobre indicadores económicos de Bolivia presentado el martes por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas; sin embargo, estas cifras no reflejan el monto de la salida, que, según el economista Jaime Dunn, fue de más de 980 millones de dólares.
La salida de la IED difiere mucho a la tendencia de la región, donde subió en 55 por ciento, alcanzando su máximo valor histórico, de acuerdo con el último informe de la Cepal.
Ese mismo informe revela que Bolivia fue el único país de la región que no tuvo un incremento de la IED en 2022 y, a diferencia del Gobierno nacional, calcula un flujo negativo mayor de 26 millones de dólares, lo que equivale a una disminución de 105 por ciento con relación a 2021, cuando se alcanzó 584 millones.
La Cepal sostiene que esta baja se debe a la desinversiones en hidrocarburos (307 millones de dólares) y en menor medida en manufacturas (12 millones de dólares).
Dunn explicó que la salida de los inversionistas y sus recursos se debe a la alta calificación de riesgo que tiene Bolivia, donde la inversión es altamente especulativa.
“Ésa es la realidad del país, a eso se suman todos los (conflictos) políticos, económicos, la situación actual y la falta de dólares, son temas que se reflejan en esa calificación de riesgos”, dijo.
El director ejecutivo de la Fundación Milenio, Henry Oporto, considera que en el país se dan condiciones de alto riesgo para la estabilidad económica por la caída de las Reservas Internacionales Netas (RIN), la escasez de dólares, baja en la producción de gas y pérdida de los mercados de exportación, el gran déficit fiscal y otros desequilibrios, que configuran un escenario delicado.
“Las agencias de riesgo han rebajado el rating soberano y tienen una perspectiva negativa sobre el desempeño de la economía boliviana, lo que dificulta el acceso a los mercados de capitales. Por la dificultad de acceder al crédito externo, Bolivia requiere más que nunca movilizar la inversión privada extranjera”, afirmó el investigador.
Explicó que “el rezago en IED pone de manifiesto que el país es poco atractivo para el capital extranjero porque no ha creado institucionalidad ni los incentivos necesarios para las inversiones como: seguridad jurídica, estabilidad política y económica, incentivos fiscales y laborales, regulación eficiente y confiable, protección de los contratos y derechos adquiridos. Además de que el Gobierno no ha sido eficaz en captar el interés de inversionistas”.