Según la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, este fenómeno crece en 22 de los 35 países del hemisferio y Bolivia tiene el crecimiento más acelerado después de Guyana. Este crecimiento se produce, entre otros factores, por la colusión del contrabando con otros delitos transfronterizos como el narcotráfico, el lavado de activos o la trata de personas.
Los datos fueron presentados durante el evento “Revelaciones sobre crimen organizado y comercio ilícito” en el que participaron expertos de Bolivia, Chile y Perú. De acuerdo a los expositores, esta es la causa para que se esté incrementando la violencia asociada al contrabando, que tan solo en el primer mes del 2024 se cobró la vida de al menos cinco efectivos militares.
“Bolivia no es solo un país de paso, también recibe el impacto de la delincuencia que acarrea el contrabando y las bandas transnacionales detrás de este”, explicó Carlos Gajardo, especialista en crimen organizado y ex fiscal de Chile.
Otro de los expositores, el peruano Rubén Vargas, quien fue ministro del Interior de su país, sostuvo que el comercio ilícito comparte territorios, logística y rutas con el tráfico de otros bienes, entre ellos la droga, el oro ilegal o las armas.
“El contrabando integra un sistema complejo mercados y economías ilegales que: Coinciden en los mismos territorios y circuitos logísticos. Se soportan en las mismas redes de actores criminales (incluyendo organizaciones criminales) y apelan a un uso similar de la violencia”, sostuvo.
Encuesta
En el evento se presentó una encuesta impulsada por la Cámara Nacional de Industrias en la que se devela que, al contrario de lo que puede suceder en otros países, en los que el contrabando es percibido como un hecho circunscrito al ámbito delictivo, en Bolivia se lo considera como una actividad inherente al quehacer económico.
La legitimidad social del contrabando es tal que 48% de los encuestados consideran que el contrabando es “importante para la economía nacional”.
“La convivencia ancestral con la práctica del contrabando, la convicción de que se trata de una fuente de ingresos fundamental en el ámbito de la informalidad y el impacto en el ahorro en los gastos familiares, hace que la gente perciba al contrabando como una actividad legítima, socialmente permitida y masiva, que tiene que ver con la vida cotidiana mayoría de la población”, detalla el estudio el Contrabando en Bolivia: entre la ilegalidad y la legitimidad social”.
“En Bolivia la dinámica del contrabando ha cambiado. Ha pasado de ser una actividad comercial informal, a ser parte de organizaciones delictivas cada vez más violentas. Las bolivianas y los bolivianos hemos naturalizado el contrabando y ahora tenemos que luchar para evitar naturalizar, también, el crimen organizado”, sostuvo el presidente de la Cámara Nacional de Industrias, Pablo Camacho.