De todas las ofertas con las cuales contaba en el país, el defensor Pablo Pedraza prefirió atravesar el mundo para jugar en el club Al Quwa Al Jawiya, cuya traducción literal es Air Force, con sede en Bagdad, de la Primera División de Irak, donde la propuesta económica era bastante atractiva para hacerla a un lado a estas alturas de su carrera.
A sus 28 años, luego de salir campeón con The Strongest, Pedraza dio un giro inesperado en su vida futbolística, optando por ser parte de la escuadra de Air Force 1931, el primer club del fútbol iraquí en ser fundado y uno de los más laureados.
Además, este plantel fue campeón de la de la Copa de la Confederación Asiática de Fútbol en 2016, 2017 y 2018. En la temporada 2022-2023 fue subcampeón, consiguiendo la clasificación a la Liga de Campeones de Asia.
«Una más juntos una más afrontando experiencias que Dios nos puso en el camino amigo Pablo Pedraza, él sabe porque pasan y porque, a pesar de nuestra prioridad de jugar Copa Libertadores con el campeón no se dio, pero tu nivel siempre demostró que sos de exportación y esta oferta irrechazable no la podíamos dejar pasar», escribió Silvio Fontana, representante del jugador y que se encargó de dirigir estas negociaciones.
Pedraza –quien jugó en Barnechea, Segunda División de Chile en 2020-2021– no será el primer ni el último futbolista boliviano que acepte jugar en el otro lado del mundo. Sin embargo, prefirió dejar el país en el año en el cual la Selección nacional tendrá bastante actividad con los amistosos en fecha FIFA, la Copa América y la reanudación de las clasificatorias a la Copa Mundial.
CHOQUE CULTURAL
La primera barrera que encontrará Pedraza fuera de la cancha será el idioma. La mayoría de la población iraquí habla el árabe y el kurdo. El islam es la religión oficial del país. La alimentación está basada en arroz. Las altas temperaturas provocan un cambio en el estilo de vida en particular de los deportistas.