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Agentes caninos de la Policía Boliviana se jubilan con honores tras 6 años de servicio

Chocolate, Euro y Daisha son tres de los 11 agentes caninos que recibieron un homenaje especial después de más de seis años de ser parte de la Policía Boliviana, en ocasión de celebrar la fiesta de San Roque, el patrono católico de los perros.

El homenaje se realizó en el Centro de Adiestramiento de Canes de la Policía Boliviana en La Paz, que acoge a perros desde su nacimiento y también a adultos, todos son entrenados en tres especialidades: detección de explosivos, búsqueda de personas desaparecidas y detección de restos humanos.

«Los entrenamientos son bajo parámetros de cariño y con alimentos como las croquetas, y no tiene que faltar la disciplina para que sean excelentes en lo que hacen», dijo a EFE el comandante del centro, José Ortiz.

El centro tiene actualmente 35 perros policías, 11 se jubilarán este año, hay 14 cachorros, en su mayoría mestizos, y 10 adultos que siguen activos en sus respectivas especialidades.

Chocolate es un labrador retriever que se destaca entre sus compañeros caninos, pues a cada instrucción obedece en cuestión de segundos. «¡Muy bien, Chocolate, así se hace!», le grita su entrenador durante una demostración, y lo premia con una croqueta.

Euro y Daisha, dos perros criollos, se distraen antes de trotar hacia sus instructores, pero cuando se trata de correr para atrapar una pelota con la boca corren y lo logran en el otro extremo del campo de tierra, donde se entrenan a diario

El comandante Ortiz contó que en diciembre del año pasado uno de los perros que ya pasó a la jubilación, Falcon, recibió una condecoración después de encontrar a un joven sin vida que hasta ese día estaba desaparecido.

«Falcon fue quien encontró al joven que lamentablemente estaba muerto. Nos llamaron para que apoyemos en la búsqueda y (el perro) pudo encontrarlo gracias al entrenamiento que recibió», dijo Ortiz.

El Centro de Adiestramiento de Canes de la Policía de Bolivia conmemoró en mayo 59 años de creación, «con la satisfacción» de haber entrenado a decenas de perros que formaron parte de la escuela y actualmente gozan una vida familiar en hogares bolivianos, afirmó el comandante.

El nuevo hogar de los jubilados

El comandante del centro explicó a EFE que los agentes caninos se jubilan a sus seis años y para adoptarlos le dan prioridad a sus entrenadores, quienes pueden decidir quedarse con ellos en sus hogares.

«Si ellos no quieren o no pueden, pedimos a la Policía Forestal y Preservación del Medio Ambiente (Pofoma) que los adopten y si no hay espacio suficiente abrimos una convocatoria a la comunidad civil para que llegue a familias que los cuiden», precisó el jefe policial.

Las personas que se hacen cargo de los canes reciben la visita constante de policías del centro de adiestramiento que se cercioran de que los perros están en buenas manos.

Los entrenadores son capacitados durante todo el año y ellos entrenan a los perros en sesiones diarias, tanto en el centro de adiestramiento como en espacios abiertos, donde los canes aprenden habilidades de destreza, velocidad, corren por un circuito de obstáculos y luego aprenden las especialidades más fuertes.

Con los años, instructores y perros llegan a sentir un cariño mutuo que muchas veces es difícil separarlos. «He visto entrenadores llorando cuando sus canes se iban con sus familias adoptivas, generalmente mantenían un lazo durante un tiempo», recordó Ortiz.

Tanto el jefe policial como los entrenadores coinciden en que el adiestramiento de canes es una labor policial que va más allá de lo operativo. «Nos deja aprendizajes, especialmente en cuanto a emociones, poder sentir cariño por un animal del cual eres responsable es muy importante», finalizó el comandante de la escuela canina.

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