La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha avisado este miércoles de que el mundo está muy lejos del objetivo de acabar con el hambre en el mundo para el año 2030 tras constatar una falta de progresos casi total, excepción hecha de América Latina, durante el año pasado, en el que hasta 757 millones de personas han pasado hambre y 2.300 millones han padecido algún tipo de inseguridad alimentaria; cifras que siguen sin rebajar el repunte padecido durante la pandemia de coronavirus, hace tres años.
La FAO ha planteado grave advertencia durante la presentación del Informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) 2024 al margen de la Reunión Ministerial del Grupo de Trabajo de la Alianza Mundial G20 contra el Hambre y la Pobreza en Río de Janeiro (Brasil), un evento en el que la agencia de la ONU ha puesto de manifiesto gravísimos desafíos que necesitan de un impulso económico estimado en «varios billones» de euros de aquí a los próximos seis años si la comunidad internacional quiere cumplir con este Objetivo de Desarrollo Sostenible.
«La falta de avances contra la seguridad alimentaria y el progreso irregular en el acceso económico a una dieta saludable ensombrece la posibilidad de conseguir acabar con el hambre en el mundo a seis años vista de la fecha límite de 2030», avisa la organización de Naciones Unidas. Estos factores, indica, no solo están aumentando en frecuencia e intensidad, sino que se están retroalimentando cada vez más. En combinación con factores subyacentes propios de cada continente, los números de la desnutrición no hacen sino aumentar.
En términos generales, la FAO estima que entre 713 y 757 millones de personas han pasado hambre en 2023 en todo el mundo. Se trata de una de cada once personas y entre un 8,9 y un 9,4 por ciento de la población global, y 152 millones de personas más que el año anterior. Este porcentaje se dispara cuando se trata de la inseguridad alimentaria que ha padecido un 28,9 por ciento de la población mundial, 2.330 millones de personas.
ÁFRICA AL ALZA, PROGRESOS EN AMÉRICA LATINA
Por continentes, la FAO estima que el hambre sigue aumentando en África, pero se ha mantenido relativamente sin cambios en Asia y hay avances notables en América Latina y el Caribe, donde el porcentaje de población en inseguridad alimentaria ha bajado más tres puntos porcentuales desde 2022 (31,4 a 28,2 por ciento).
El continente africano sigue siendo la región con la mayor proporción de población que está pasando hambre: 20,4 por ciento, en comparación con 8,1 por ciento en Asia, el 6,2 por ciento en América Latina y el Caribe y el 7,3 por ciento en Oceanía. Aunque Asia sigue albergando a más de la mitad de todas las personas que padecen hambre en el mundo, se espera que África, dentro de seis años, ocupe esta posición.
El panorama es aciago: la FAO prevé que 582 millones padecerán malnutrición al final de la década, lo que revela el enorme desafío que supone alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible del Hambre Cero. Por ello «hay que acelerar la transformación de nuestros sistemas agroalimentarios para fortalecer su capacidad de aguante ante los principales factores y abordar las desigualdades para garantizar que las dietas saludables sean asequibles y estén disponibles para todos», asegura la agencia.
«BILLONES DE EUROS»
La FAO estima que para ello serán necesarios «varios billones de euros» porque, de lo contrario, el mundo se enfrentará a una serie de consecuencias sociales, económicas y medioambientales que solo podrá salvar invirtiendo posiblemente más de esa cantidad
La agencia de la ONU propone para ello diversas opciones destinadas a mejorar la eficacia de la financiación existente.
Para los países con una capacidad limitada para acceder a los flujos de financiación, las opciones más adecuadas pasan por las donaciones y los préstamos en condiciones favorables, mientras que los países con una capacidad moderada pueden aumentar los ingresos fiscales internos, vinculando los impuestos a los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición.
En cualquier caso, la FAO lamenta que «la actual arquitectura de financiación de la seguridad alimentaria y la nutrición está muy fragmentada y necesita pasar de un enfoque aislado a una perspectiva más integrada».
Para ello, hace falta «una mejor coordinación entre los actores sobre lo que es esencial considerando las prioridades políticas nacionales y locales», siendo requisitos imprescindibles «la transparencia y la armonización de la recopilación de datos» para mejorar la coordinación y focalizar el financiamiento de manera eficaz.
En último término, la FAO considera este informe como «una llamada a la acción» que, espera, influya en próximos debates sobre desarrollo y financiación en la Cumbre del Futuro en Septiembre de 2024 que se celebrará en Nueva York, así como en conversaciones venideras porque «un mundo sin hambre, inseguridad alimentaria y desnutrición es un mundo que vale la pena salvar, que vale la pena financiar y en el que vale la pena invertir».