La Casa Blanca ha anunciado este martes nuevas medidas para impedir que todos aquellos migrantes que crucen la frontera sur de manera ilegal puedan recibir asilo, a fin de facilitar las expulsiones de quienes no están amparados legalmente para quedarse y reducir el trabajo de las autoridades fronterizas.
No obstante, ha matizado que estas medidas, que la Casa Blanca no ha precisado, no pueden sustituir a las que se están debatiendo ahora en el Congreso, las cuales contemplan un mayor número de efectivos y de fondos.
El Gobierno estadounidense ha aprovechado para reprochar nuevamente a los republicanos de la Cámara de Representantes que estén anteponiendo sus intereses partidistas a la seguridad nacional y que hayan votado en dos ocasiones en contra del conjunto de reformas «más duras y justas en décadas».
La Administración Biden «ha desplegado la mayor cantidad de agentes jamás vista para abordar la situación en la frontera sur, ha incautado niveles récord de fentanilo en nuestros puertos de entrada y ha reunido a los líderes mundiales para abordar los patrones migratorios que afectan a todo el mundo», destaca.
Estas normas no son permanentes, destaca la Casa Blanca. Se suspenderán cuando el número de migrantes que cruzan la frontera sea lo suficientemente bajo como para que el sistema estadounidense pueda gestionarlo de forma segura y eficaz, e incluyen excepciones humanitarias, como menores no acompañados y víctimas de trata.