El tirador habría irrumpido en la casa de sus vecinos después de que ellos le pidieran que dejara de disparar en el jardín con su fusil porque era muy tarde y su bebé estaba intentando dormir, según informó en rueda de prensa Greg Capers, el alguacil de San Jacinto.

De las cinco víctimas mortales, uno era un hombre adulto, tres eran mujeres adultas y había un menor de edad, de ocho años.

Las autoridades reportan que eran diez las personas en la casa al momento del tiroteo y se encontraron tres menores de edad con vida y sin lesiones, aparentemente protegidos por los cuerpos de las mujeres asesinadas. Sin embargo, no todos formaban parte de la misma familia.

El ministro de Exteriores de Honduras, Enrique Reina, aseguró que el Consulado del país centroamericano estaba en contacto con las autoridades en Texas. “Exigimos se aplique todo el peso de la ley contra los responsables de este crimen”, subrayó en Twitter. También expresó las “condolencias a los familaires de las víctimas”.

El sospechoso fue identificado como Francisco Oropeza, de 39 años, y se le imputaron cinco cargos de asesinato, indicó Capers al diario The Washington Post. El sospechoso respondió irrumpiendo en la vivienda de sus vecinos para dispararles en el cuello y la cabeza, como si se tratara de una “ejecución”, describió la autoridad policial en una rueda de prensa.

Capers advierte a la ciudadanía del condado que Oropeza podría estar armado con un fusil de asalto AR-15 en una zona boscosa cercana.

Las autoridades ofrecen una recompensa de cinco millones de dólares a todo aquel que ofrezca información sobre el paradero actual del tirador.

“Los agentes están buscando al autor del tiroteo cada minuto de cada hora”, según declaro el alguacil a la cadena de radio NPR.