Para la próxima semana está prevista la inauguración de la primera planta de biodiésel localizada en Santa Cruz, un evento que marcaría el inicio para reducir las importaciones de combustibles fósiles y generar ahorros de hasta 100 millones de dólares anuales al país, anunció el presidente del Estado, Luis Arce; aunque expertos en el tema dudan de la viabilidad económica del proyecto.
“Este marzo vamos a poner en funcionamiento la primera planta de biodiésel en Santa Cruz. Esta planta producirá diésel ecológico y tendrá establecida una determinada mezcla con el diésel fósil para su comercialización”, dijo el mandatario en referencia al Decreto Supremo 5135, que autoriza la incorporación de aditivos de origen vegetal de hasta el 25 por ciento con los combustibles convencionales.
Explicó que la normativa, aprobada por el Gobierno, busca no solamente ampliar la posibilidad de mezcla del alcohol anhidro (etanol) con la gasolina, sino también incorporar el diésel ecológico al diésel importado.
Según datos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), la Planta de Biodiésel I demandó una inversión de 47 millones de dólares y procesará diariamente 1.500 barriles de biodiésel con materia prima provenientes de aceites vegetales como el de macororó, de palma y de soya, entre otros.
Al respecto, dos analistas indicaron que por el momento el país sólo cuenta con soya como materia prima para abastecer la planta. Aún no se cuenta con cultivos suficientes de jatropha o macororó para generar las 70 mil toneladas de aceite vegetal que esta factoría requiere al año para su funcionamiento.
El problema radica en que el precio del aceite de soya oscila entre 1 y 1,3 dólares el litro en el mercado internacional, si YPFB adquiere el producto para el biodiésel y después venderlo a 3,7 bolivianos el litro, no será un negocio rentable, señaló el investigador de la Fundación Tierra, Gonzalo Colque.
“El problema está en si el Gobierno está dispuesto a pagar por encima del precio internacional. (…) Existen demasiadas dudas sobre la viabilidad económica del proyecto. Lamentablemente, no existe un estudio de factibilidad económica que respalde las cifras y los anuncios que lanzan las autoridades”, sostuvo.
Colque añadió que el problema es que el precio subvencionado del diésel (3,7 bolivianos) “está muy por debajo” del precio internacional (alrededor de 10 bolivianos).
Mientras que el consultor en hidrocarburos Álvaro Ríos indicó que, si la soya se vende a YPFB a menor precio de lo que cuesta en el mercado internacional, entonces “no es un buen negocio” y lamentó que “no se conozca un estudio de factibilidad”.
Este medio intentó conocer la posición del Ministerio de Hidrocarburos y Energías, así como la de YPFB, pero hasta el cierre de esta edición no hubo una respuesta.
A esta factoría de Santa Cruz se suman la Planta de Biodiésel II de El Alto y la de diésel ecológico HVO.