Las tensiones internas dentro del Movimiento al Socialismo (MAS) se desbordaron en una serie de enfrentamientos violentos entre dos facciones del partido, conocidas como «evistas» y «arcistas». Los disturbios tuvieron lugar en plena Plaza 25 de Mayo de la ciudad de Sucre, dejando al descubierto fisuras profundas en el partidos políticos gobernante.
Los incidentes se desataron mientras los líderes de ambas alas ofrecían conferencias de prensa concurrentes sobre el bloqueo de caminos, una medida impulsada por la reciente prórroga de las autoridades judiciales. La tensión alcanzó su punto álgido cuando dirigentes evistas y arcistas, incluyendo al exdirigente del MAS, Hernán Ayllón, se enzarzaron en acalorados intercambios verbales que rápidamente derivaron en agresiones físicas.
El dirigente de la Confederación de Campesinos, Mario Seña, liderando la facción arcista, intercambió acusaciones con dirigentes evistas, utilizando términos como «corruptos», «traidores» y «vende pegas». Los golpes no se limitaron a los hombres, ya que tanto hombres como mujeres se vieron involucrados en los enfrentamientos en repetidas ocasiones.
Simultáneamente, un grupo de mujeres pertenecientes a la facción evista, identificadas como las campesinas Bartolina Sisa, intentaron bloquear el camino que conecta Sucre con Cochabamba, y a su vez, con Santa Cruz. Sin embargo, la intervención policial impidió que llevaran a cabo esta acción, resultando en la instalación de una vigilia en las carreteras.
Estos hechos violentos marcan un nuevo capítulo en la escalada de tensiones dentro del MAS, exacerbadas por la falta de elecciones judiciales y la prórroga de las autoridades judiciales. Las protestas han regresado frente a los tribunales de justicia, donde los magistrados, en el centro de la controversia, continúan su mandato prolongado.