El presidente Luis Arce manifestó ayer que con la producción de “biocombustibles” se resolverá de forma “estructural” el “lastre” de la importación de carburantes que le cuesta al Estado miles de millones de dólares. Los analistas ven que este programa será un paliativo y que el problema de fondo es un marco normativo que privilegia la captura de rentas antes que la inversión.
“La respuesta la hemos planteado en nuestro programa de Gobierno, en la campaña electoral, nuestras plantas de biodiésel y de HVO para resolver el problema estructural del país, que es dejar de importar hidrocarburos. Ésa es la respuesta y es la más difícil de hacer”, dijo el presidente en su discurso durante el 87 aniversario de YPFB.
El primer mandatario mencionó que “lo más fácil” sería quitar la subvención, pero esto impactaría en la población. “Por eso decidimos ir por lo más difícil: traer nueva tecnología con nuestras plantas de biodiésel y HVO”.
El Gobierno planea contar con dos plantas de agrocombustibles (una en El Alto y otra en Santa Cruz) y una de HVO (aceite vegetal hidrotratado), que en total producirían 12 mil barriles por día. La inversión para la construcción sumaría casi 400 millones de dólares.
El consultor en hidrocarburos Álvaro Ríos dijo que actualmente el país consume 41 mil barriles de diésel por día, por lo que la producción de agrocombustibles podría sustituir en parte esta demanda, pero no en su totalidad. Más aún si se considera que las tres plantas estarían listas recién a partir de 2025, cuando el consumo de combustibles sea mayor.
“Es una parte pequeña de la solución porque la demanda está en aumento”, dijo Ríos y recordó que, hasta que los proyectos se hagan realidad, el país aún requerirá miles de millones de dólares para importar combustible subvencionado.
“La solución estructural es un nuevo marco jurídico que haga más rentable la producción de líquidos en el país, porque si aquí produces un barril te pagan 27 dólares, pero se paga 80 dólares por barril importado”, añadió Ríos.
En uno de sus más recientes informes, la Fundación Jubileo señaló que el problema estructural y de fondo para la dependencia del país en la importación de combustibles “es la política hidrocarburífera vigente desde 2005, construida a partir de un ideario colectivo que privilegia la captura de rentas, el monopolio estatal en la gestión del sector, y omite el hecho de que los recursos no renovables son finitos”.
Apuntan al Chaco para los cultivos
El presidente Luis Arce informó que se aprovecharán las tierras de los chacos de Chuquisaca, Tarija y Santa Cruz para plantar jatrofa, ya que son lugares “donde no crece y no hay vegetación. Nosotros vamos a forestar eso, vamos a plantar ahí donde no había, porque ése es terreno apropiado para esa materia prima”.
Asimismo, dijo que se aprovechará la Amazonía boliviana para el cultivo de palma aceitera.
Ambientalistas expresaron su temor porque esta política podría generar mayor deforestación.