Según el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) de Argentina, el volumen de gas importado desde Bolivia alcanza los 6,65 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d), al mes de noviembre de la presente gestión, cifra que es menor a los registros de hace 12 años.
En 2011, la importación de gas alcanzó los 7,46 MMmc diarios, un año después de la ampliación de producción del campo Margarita-Huacaya, principal proveedor de gas hacia el mercado vecino.
Argentina prevé continuar con la demanda de gas boliviano, pero con volúmenes menores a los de 2023.
El Gobierno de Javier Milei, tiene una nueva política estatal de “Emergencia del sector energético”, donde se reseña que “la disponibilidad del gas importado desde Bolivia ha ido disminuyendo drásticamente año tras año, pasando de cantidades comprometidas en firme para el invierno de 2020, de 18 MMm3/d a un máximo de 5 MMm3/d, promedio mensual para el año 2024”.
Esto último, de acuerdo con los convenios firmados entre ambos países, también proyecta que la demanda puede regirse por volúmenes interrumpibles, es decir, a solicitud del comprador.
El decreto también advierte que “la reducción de la producción local en el norte argentino, sumado a la menor disponibilidad de gas de Bolivia, ha resultado en la necesidad de la reversión del Gasoducto Norte, para poder abastecer el Norte Argentino con flujo de gas natural inverso al de diseño”.
La exportación de gas boliviano a Argentina tuvo un techo muy claro en 2017, cuando se exportó 17.74 MMm3/d, cifra que vino disminuyendo con el pasar de los años ante una menor demanda y una ya caída de la capacidad de producción boliviana, según reportes del Gobierno boliviano.
En noviembre, el comportamiento fue oscilante, con un promedio mensual de 4.43 MMm3/d.