Si no se frenan ahora los incendios forestales, la Amazonía puede desaparecer en 2030, aseguró el biólogo del Instituto de Investigaciones Forestales de la Amazonía de la Universidad Autónoma de Beni José Ballivián, Vincent Os. La afirmación es respaldada por la bióloga Ángela Zelaya, quien explica que cada especie es vital en un ecosistema, mientras que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, lamenta que la Amazonía encare una deforestación sin precedentes.
El experto Os alerta que las quemas están ocurriendo con gran intensidad en Bolivia y el sur de Brasil, acelerando la deforestación de la Amazonía, la principal reserva mundial del ecosistema.
El biólogo señaló que el bosque amazónico puede transformarse en una pampa porque el daño ocasionado por el fuego es irreversible, “considerando que hay árboles que tardan 300 años en ser adultos y hay reservas acuíferas que se pierden”.
Hay árboles y vegetación que no tienen la capacidad de recuperarse porque hay amenazas externas, “como la ampliación de la mancha agropecuaria para meter vacas a las zonas devastadas y ya no hay recuperaciones”. Además, si se permiten más quemas, el bosque tardará cientos de años en recuperarse.
Para la bióloga Zelaya, la pérdida de una especie implica desequilibrio en el ecosistema porque todo cumple un rol específico. La flora es fundamental para el agua porque el árbol llama a la lluvia. “Un cambio en la regulación de ecosistemas daña áreas protegidas que resguardan especies de patrimonio natural, albergan fuentes de agua y especies nativas únicas”, dijo.
Según la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg), cada año se queman 17 millones de hectáreas de bosques en la Amazonía.
Sobre el tema, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, alertó que la Amazonía está enfrentando amenazas sin precedentes y las proyecciones sugieren una alarmante deforestación para 2030, con impactos económicos y ecológicos de gran escala.
Os añadió que uno de los efectos de la deforestación es la sequía porque los bosques se transforman en pampa, y “en la pampa no hay recursos hídricos”.
El bosque funciona como una esponja que frena la fuerza de la lluvia que cae en la hojarasca y poco a poco va infiltrando a los acuíferos.
Uno de los principales efectos sociales de la pérdida del bosque es la migración de las poblaciones afectadas, principalmente indígenas, que son los más afectados.
Se quemarán 77 MM de hectáreas
Entre 2000 y 2020, se perdieron 54 millones de hectáreas de bosques amazónicos, equivalentes al tamaño de España.
Desde 2000 hasta 2025, la Amazonía perderá al menos 77 millones de hectáreas.
La Amazonía boliviana es el 43 por ciento del territorio nacional y abarca 88 municipios en Pando, Beni, Cochabamba, Santa Cruz y La Paz donde se registraron la mayor cantidad de incendios en los últimos dos meses, la mayoría es parques y reservas.