El exmandatario de Bolivia Evo Morales arremetió este domingo contra el vicepresidente David Choquehuanca y el dirigente minero Juan Carlos Huarachi, quienes lo criticaron por haber salido del país tras renunciar a la Presidencia en 2019.
En un programa en la radio cocalera Kawsachun Coca, Morales, que está distanciado del Gobierno de Arce, cargó primero contra Choquehuanca por haber dicho que «a algunos hermanos no les conviene hablar de traición» porque «el pueblo boliviano sabe quiénes» le han traicionado y «abandonado en los momentos más difíciles».
Para el exgoberante, estos dichos quieren decir que «Choquehuanca quería ver muerto a Evo» y consideró que indirectamente habló «en contra del presidente», puesto que Arce también salió de Bolivia por unos meses tras la renuncia de Morales a la Presidencia.
También cuestionó al minero Juan Carlos Huarachi, máximo dirigente de la principal entidad sindical del país, la Central Obrera Boliviana (COB), quien el martes preguntó si no es «peor traidor» el que «abandona a su pueblo».
Según el exmandatario, Huarachi pasará a la historia como «el peor ejecutivo de la COB» y ratificó sus denuncias de que recibió dinero del Gobierno interino de Jeanine Áñez, lo que fue negado por el minero, que en su momento fue aliado del Gobierno de Morales y ahora es cercano a la Administración de Arce.
Tras las cuestionadas elecciones de 2019 que fueron anuladas por irregularidades en medio de denuncias de fraude a favor del entonces mandatario, Morales renunció a la Presidencia alegando ser víctima de un «golpe de Estado» y se fue a México, luego a Argentina y volvió un año después a Bolivia.
Morales justificó que sus colaboradores más cercanos le dijeron en 2019 que «si queremos salvar el proceso de cambio», como llaman los oficialistas a los Gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS), «hay que salvar la vida de Evo».
El también presidente del MAS calificó de «exitoso» el congreso nacional de su partido realizado hace unos días en el Trópico de Cochabamba, su bastión político y sindical en el centro del país, y criticó el «cabildo» o reunión anunciada para el próximo 17 de octubre por los sectores oficialistas afines a Arce.
Según el político, el estatuto del MAS no establece que sus asuntos se deban decidir en un cabildo y, si bien la Constitución vigente desde 2009 lo reconoce como un instrumento «deliberativo», «no tiene carácter vinculante».
A su juicio, Arce y sus seguidores actúan igual que la «derecha» al convocar a un cabildo y recordó que en su primera gestión presidencial, los movimientos autonomistas del oriente boliviano solían realizar esas reuniones para «atacarlo».
«Este cabildo es un acto netamente colonial, es un acto del neocolonialismo para atacar al congreso, al Evo, al Estado plurinacional y a este movimiento político que es único en el mundo», sostuvo.
Arce y Morales están distanciados en medio de las tensiones internas en el oficialismo que comenzaron a fines de 2021 ante los pedidos del exmandatario de cambiar a algunos ministros que el presidente ha ignorado.
La pelea entre ambos sectores se profundizó en los últimos días por el congreso del partido, al que Arce y Choquehuanca no asistieron alegando que las organizaciones sociales que son la base del MAS no estaban debidamente representadas.
La ausencia de los mandatarios fue asumida por la facción de Morales como una «autoexpulsión» del partido.
Los sectores afines a Arce definirán su posición frente al MAS en el cabildo que se efectuará en El Alto, ciudad vecina de La Paz.