Encapuchados vandalizaron el domingo los exteriores del palacio presidencial de La Moneda y mausoleos en el principal cementerio de Santiago, durante la marcha por los 50 años del golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile.
Los manifestantes chocaron con la policía en los alrededores de la sede de gobierno y en el cementerio donde se levanta un memorial de las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet, el general que derrocó a Allende el 11 de septiembre de 1973.
Los carabineros lanzaron gases lacrimógenos y chorros de agua a los encapuchados que protagonizaron los disturbios. Al menos tres personas fueron detenidas y tres uniformados resultaron heridos, según el parte del gobierno.
Temprano, un grupo de manifestantes destruyó con piedras y palos ventanales de La Moneda, rayó los muros con aerosol y tumbó las vallas que cercaban el recorrido de la protesta.
«Como Presidente de la República condeno categóricamente estos hechos sin ningún tipo de matiz. (…) Su irracionalidad de atacar aquello por lo que Allende y tantos otros demócratas lucharon es vil y ruin», reaccionó el presidente Gabriel Boric en su cuenta de X.
Medio siglo después del golpe militar, Chile aún está dividido entre los que defienden y repudian la dictadura.
Hoy gobiernan los herederos políticos de Allende, pero el Partido Republicano, que reivindica el legado de Pinochet, ganó las recientes elecciones de los constituyentes que redactan un proyecto de Carta Fundamental que podría reemplazar a la que escribió la dictadura.
«Traición abominable»
Los incidentes empañaron la marcha de unas 5.000 personas que recorrió parte del centro de Santiago camino al Cementerio General.
El izquierdista Boric se sumó brevemente a la manifestación. Es el primer gobernante desde el regreso de la democracia en 1990 que participa en esta movilización que tiene lugar cada 11 de septiembre.
Luego, en la tarde, el mandatario recibió en La Moneda al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien viajó para estar presente en los actos por el 50º aniversario del golpe.
«La traición de Augusto Pinochet fue abominable. Es una mancha que no se borra ni con toda el agua de los océanos», dijo López Obrador en referencia al hecho de que solo horas antes del golpe el general Pinochet le había declarado su lealtad a Allende.
Allende, quien se suicidó el mismo día del golpe, fue derrocado por los militares al mando de Pinochet, que encabezó una dictadura que se prolongó por 17 años y que dejó más de 3.200 víctimas entre muertos y detenidos desaparecidos.
Con motivo de este aniversario, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, envió un mensaje en el sostuvo que el golpe de 1973 «fue un quiebre institucional que rompió los lazos de convivencia y marcó a generaciones de chilenos y chilenas».
«En este aniversario, celebremos el compromiso chileno con la democracia y los derechos humanos y reafirmemos nuestra dedicación para construir un mundo más justo, solidario y pacífico», pidió.
«Hemos retrocedido»
Pese a los disturbios, la marcha transcurrió con gente en las calles portando banderas chilenas, de partidos de izquierda y pancartas con consignas como «Verdad y justicia ahora» y «Allende vive».
«El 11 de septiembre es una fecha que nos llena de recuerdos, pero que nos da un poco de angustia, porque en vez de avanzar hemos retrocedido», dijo Patricia Garzón (76), exprisionera política y pareja de un asesinado por la dictadura.
A primera hora del domingo, Boric inauguró junto a la familia de Allende una instalación en la puerta peatonal de La Moneda, en la calle Morandé, por donde fue sacado el cadáver del gobernante tras suicidarse de un balazo.
En el marco de la exposición «El caminar de un demócrata» se exhiben en una vitrina los zapatos que calzaba Allende durante el golpe de Estado, día en el que la Fuerza Aérea bombardeó el palacio de La Moneda.